El chucrut, conocido como sauerkraut en alemán, es una preparación de origen europeo central que se ha extendido por todo el mundo desde el siglo XVII.
Contenido
¿Cómo hacer chucrut alemán?
Hacer chucrut casero es un proceso sencillo que requiere solo dos ingredientes principales: repollo fresco y sal marina, además de mantener una manipulación prolija e higiene durante todo el proceso.
Información Nutricional
Preparación: 5 días
Calorías: 300 kcal
Raciones: 6 personas
Receta de chucrut casero
Ingredientes
- 1 repollo blanco o morado
- Sal de mar
- Agua purificada
Preparación
- Separar dos hojas enteras del exterior del repollo y lavarlas en agua fría. Estilar y reservar. En una tabla de cocina, picar el resto del repollo con una mandolina o con cuchillo bien fino, lavar muy bien con agua fría y disponer en un bol de vidrio o cerámica.
- Agregar 2 cucharadas de sal de Cáhuil y masajear el repollo con los dedos por 10 minutos hasta que haya liberado bastante líquido. Probar y corregir sazón a gusto, si está muy salado, agregar más repollo; en caso contrario, más sal.
- Disponer el repollo con todo el líquido en un frasco de vidrio esterilizado y seco, presionar con los dedos o una cuchara de madera hasta que todo esté bien prensado, colocar sobre la superficie las hojas reservadas y presionar hasta que todo el repollo quede cubierto por unos 3 centímetros de líquido.
- Llenar de agua un frasco más pequeño que quepa sobre la abertura de la boca del frasco con el repollo y presionar sobre la hoja de repollo entera, asegurándose de que todo el repollo picado quede cubierto de agua. Cualquier pedazo de repollo flotante se debe retirar.
- Almacenar en un lugar fresco y sin luz por 3 a 5 días hasta que el chucrut adquiera un sabor ácido agradable, suave y adquiera un color similar al repollo cocido, pero de textura aún crujiente y no babosa, en cuyo caso debería descartarse. Tapar y mantener el chucrut refrigerado sumergido en la salmuera de elaboración hasta el momento de consumo.
Beneficios y propiedades
El chucrut es una excelente fuente de probióticos, como las bacterias lácticas, que son beneficiosas para la salud del sistema digestivo.
¿Sabías qué?
Estos microorganismos pueden ayudar a mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino, mejorando la digestión y fortaleciendo el sistema inmunológico.
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