Ensalada de Habas Calientes: Receta Mapuche Tradicional

La ensalada de habas calientes es un plato tradicional con raíces en la cultura mapuche, quienes también elaboraban un puré de habas secas y tostadas en una callana.

¿Cómo preparar ensalada de habas?

Este plato se preparaba en tiempos antiguos con un sofrito de cebolletas silvestres, manteca y merkén, con un sabor único y una deliciosa simpleza.

Información nutricional

Preparación: 20 minutos
Cocción: 40 minutos
Calorías: 300 kcal
Raciones: 6 personas

Receta de ensalada de habas calientes

Ingredientes

• 1 kg de habas nuevas
• 2 ramas de perejil
• 1 cebolla
• 1 diente de ajo
• 1 cucharada de aceite
• ½ cucharadita de comino
• Hojas de ajo
• Merkén
• Sal

Instrucciones

1. Despuntar las habas y colocarlas en una olla mediana cubiertas con agua fría. Cocinar a fuego medio durante unos 30 minutos, hasta que estén blandas. Filtrar las habas y descartar el agua.
2. Cortar la cebolla en cuadritos pequeños y sofreírla en aceite caliente. Añadir el perejil picado, el ajo picado y el comino machacado en piedra. Opcionalmente, añadir una pizca de merkén y cocinar, revolviendo ocasionalmente, durante 10 minutos.
3. Añadir el sofrito a las habas cocidas y filtradas. Revolver bien para integrar todos los sabores. Usar un mortero para machacar la mezcla hasta obtener una consistencia de puré grueso y espeso. La textura debe ser rústica, con algunas habas aún visibles.
4. Servir la ensalada de habas calientes decorada con algunas habas enteras y hojas de ajo picadas. Es ideal como acompañamiento de papas cocidas y cordero asado, aunque también puede disfrutarse sola.

Vitaminas y minerales

Las habas son ricas en vitaminas A, B4, B12, C y E, esenciales para la salud ocular, la energía y el sistema inmunológico, además, contienen minerales como hierro y manganeso, importantes para la circulación sanguínea y la salud ósea.

Mitología egipcia

En la antigua Egipto, las habas se consideraban un refugio para las almas de las personas fallecidas, por lo que se evitaba mirarlas directamente, ya que se creía que su mirada atraía desgracias.